Podemos decir que hace siete años vivimos en y de este apasionante mundo del vino. Comenzamos de casualidad, con una idea loca (el WTU) que buscaba, y lo sigue haciendo, mostrar que la bebida de Baco es para disfrutar más que para enrostrar el grado de esnobismo en los conocimientos de los descriptores aromáticos.
Algunos nos apoyaron, otros aún hoy dudan de nuestros modos irreverentes pero todos nos enseñan día a día. ¿Qué buscan las bodegas? ¿qué quieren ustedes, nuestro público? ¿alguien sabe distinguir una cepa de otra? O más específicamente, ¿cuántos saben qué es una cepa?. Y fuimos aprendiendo, mucho, y viajamos. Si este trabajo, si así podemos llamarle, permite algo ese algo es viajar.
Y hablamos de los viajes porque este posteo nos hizo revolver automáticamente nuestra memoria y regresar a Mendoza, a principios del 2.006 cuando todavía el WTU era un mini, super mini proyecto. También cuando volvimos a esa hermosa provincia, hoy sede del próximo Concurso Mejor Sommelier del Mundo 2016, cuando fuimos parte del jurado de VinoSub30 y de hace un par de meses cuando recorrimos cada una de sus regiones para un nuevo proyecto que tenemos. También recordamos cuando fuimos a una edición de Vinexpo y lo que nos divertimos y catamos y descubrimos. ¿Cómo olvidarse de Salta la linda y Molinos y Cafayate? Imposible, dos veces fuimos y cien más queremos ir. Igual que la hermosa Patagonia y las dos regiones fundamentales que visitamos en marzo, Roca -Río Negro- y San Patricio del Chañar -Neuquén. O visitar los viñedos brasileros en una parada obligada de vuelta de unas vacaciones.
Pero no, no queremos enrostrar que bebimos de muchos terroirs sino contarles que así como en Mendoza, y como contó Pablo Ponce, en Santa Rosa, California también uno puede perderse en el vino. Y no es una metáfora, es una realidad y tanto es así que llegamos de casualidad -habiéndonos perdido- y jamás pudimos volver. Es como el Parque Chas de Capital Federal pero del vino. Y fuimos felices porque la Zinfandel es una avenida llena de árboles que se cruza con la Chianti y la Cabernet. Que se extiende con un blanco europeo pero también norteamericano como el Riesling y toma pequeños sorbos de una potente Garnacha.
Todas las casas iguales, similares jardines, autos estacionados en una tarde de verano y mucha calma.
Por un rato nos sentimos en The Truman Show, después entendimos que estábamos Entre copas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 copas se llenaron:
Publicar un comentario