A los alemanes se los conoce por muchas cosas, los autos, la dureza en sus expresiones, el idioma complejo, incluso por la cerveza o sus típicas salchicas -y el Icewine también. Pero a ellos les debemos que antes de beber un sorbo, nos miremos a los ojos y brindemos. Porque todo surge del término germán bring dich. Para evitarte que lo traduzcas, develamos el misterio porque significa «yo te lo ofrezco».
Corría el SXVI y las tropas de Carlos V de Alemania llegaron a Roma, la tomaron y saquearon. Cuando la victoria fue definitiva, los altos mandos, para festejar, alzaron sus copas llenas de vino y, mirando al frente, dijeron bring dich.
Pero, como siempre dicen, está todo inventado solo que se reformula porque ya en Roma en el SIV A.C. se brindaba pero por protección. ¿Qué quiere decir esto? Que en la Antigua Roma era más común morir envenenado que tropezarse con una piedra y, como muestra de confianza en un agasajo, todos los invitados chocaban fuerte sus copas y así el líquido pasaba de una copa a la otra. Quedaba claro entonces que nadie iba a beber una poción fatal.
También en la Roma antigua, con una visión menos funesta y entregada al placer, se cree que chocaban las copas porque el vino se puede disfrutar con todos los sentidos, menos con el oído y el rechinar de las copas hacía de la experiencia, una completa.
Y por si las teorías faltasen, hay otra que explica que los griegos y romanos solían brindar por los dioses y los muertos en un acto llamado libación: derramar vinos o licores.
Resumiendo, a lo largo de la historia parece que siempre se brindó por lo mismo: ofrecer una cosa (el vino, por ejemplo) a cambio de un deseo.
Y antes de terminar, el chivo, el viernes volvemos con WTU en Palermo... Vení a brindar con nosotros, pedí tantos deseos como quieras!
Salud (dinero y amor)!
0 copas se llenaron:
Publicar un comentario