10:10
0
Para la revista Elixir hice una serie llamada "Dime qué bebes, te diré de dónde eres" y justo la temática de esta semana de la dulzura, azarosa, a lo Chavo, sin querer queriendo, tiene dos de esas notas. La de ayer, el Tokaji húngaro y el de hoy, el Icewine porque las temperaturas extremas bendicen a las uvas y a los paladares y el vino de hielo mantiene en vilo a los productores canadienses.


Todas las formas de elaborar vinos que han dado que hablar, son producto más del azar que de la ciencia. Ocurrió con los espumantes, los Tokaji y también los Icewines. Resulta que un productor alemán, de Franconia, decidió que en la vendimia de 1794 iba a hacer un viaje. Cuando regresó a su bodega vio que todas las uvas se habían congelado y decidió, de todos modos, realizar la cosecha y procesar las frutas. Gracias al despiste en el calendario y para fortuna de los bebedores, así fue como surgió el primer vino de hielo. Pero la historia quiso que la región que generara los vinos de este tipo más reconocidos a nivel mundial sean los del Niágara de Ontario, Canadá.

Son vinos caros, dulces, únicos y que requieren de la extrema paciencia y cuidado de sus productores. Para empezar, la cosecha se realiza recién cuando las temperaturas descendieron a entre -10°C y -13°C. Así se logra que los sabores y azúcares se concentren, mientras la uva se deshidrata. Luego de la cosecha enteramente manual bajo la nieve, es muy probable que solo se consiga una única botella por vid. Es que, como ocurre con la mayoría de los vinos dulces, el rendimiento de la planta es bajísimo.

El primer Icewine creado en Canadá provino de uvas Riesling y la primera marca comercial se lanzó al mercado recién en 1978. No fue hasta 1991 cuando unas heladas sorpresivas obligaron a los productores a hacerse eco de este modo de elaborar vinos. De allí surgieron las regulaciones de la Vintners Quality Alliance (VQA) y sus estrictos pasos para poder comercializarlos. Entre otras reglas, se asegura que los vinos de uvas congeladas canadienses fueron generados de modo natural, es decir que estuvieron expuestos a las temperaturas bajo cero en la planta. Para que esto ocurra, los productores deben cuidar día y noche sus viñedos del accionar de los pájaros, que consideran a éste un manjar, y de las temperaturas extremas.

Si bien es un vino que se sugiere para postre, bien podría ser un postre en una copa porque es ideal para beberlo solo sin molestar al paladar con otros sabores. Éste vino dulce necesita que se balancee la concentración de azúcares, que es de entre  43% y 52%, con la acidez para evitar que se torne empalagoso. Es por ello que, si bien se puede hacer Icewine de cualquier tipo de uva que resista las bajas temperaturas, hay cuatro variedades que son las más utilizadas en el país nórdico: Riesling, Vidal, Gewurztraminer y Cabernet Franc.

Es raro que se recomiende guardar un vino de hielo porque resultan tan atractivos que los casos en que se conservan las botellas son muy ocasionales. Pero si está aguardando el momento ideal para descorchar el suyo, sepa que según los canadienses solo el producido de Vidal es bueno tras 5-7 años. Si hubiese comprado alguno de Chardonnay, Cabernet Franc o Merlot, ayer era el momento para llenar su copa. Y si optó por las variedades de nombres raros (Gewürztraminer y Ehrenfelser) tiene otros tres años hasta que un sorbo de éste lo empalague.

Vale aclarar que hay una bodega argentina que ofrece este tipo de vinos pero el congelamiento de sus uvas se produce de forma artificial. Las temperaturas mendocinas, lugar de los viñedos de la empresa, no llegan a los grados bajo cero que se requieren. Entonces, lo que hacen, tras la cosecha tardía es congelar las uvas en un refrigerador.

Salud!

0 copas se llenaron: